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Supervivientes del holocausto se conocen 72 años más tarde por primera vez en Auschwitz

Werner Reich y Walter Spier, ambos de 89 años, estuvieron cautivos en Auswitch en 1944. Sus tatuajes están tan solo separados por 10 números, lo que significa que estuvieron en el mismo lugar. Estuvieron en los mismos 3 campos de concentración, Terezin, Auschwitz, en la marcha de la muerte y Mauthasen, de donde finalmente fueron liberados.

Supervivientes al holocausto en Auscwichtz se han conocido finalmente 72 años más tarde

Walter Spier y Werner Reich son supervivientes de Auschwitz. Ambos tienen los infames tatuajes que los Nazis colocaron en los antebrazos de los presos. Sus números: A 1838 y A 1828. Exacto — a Walter y Werner solo les separan 10 números, aunque nunca se han conocido o no sabían el uno del otro hasta la conmemoración en Kristallnacht a finales de 2017.

El proceso de tatuaje se realizó durante el registro cuando se le asignaba a cada prisionero un número del campamento. Dado que a los prisioneros enviados directamente a las cámaras de gas nunca se les asignó un número, nunca se les tatuó.
Durante el hocolausto, los prisioneros del campo de concentración solo fueron tatuados en una única localización, el complejo del campo de concentración de Auschwitz. El proceso de tatuaje se realizó durante el registro cuando se le asignaba a cada prisionero un número del campamento. Dado que a los prisioneros enviados directamente a las cámaras de gas nunca se les asignó un número, nunca se les tatuó. Source: Twitter/Sandi Bachom

Walter y Werner sintieron una conexión instantánea cuando compartieron experincias del holocausto

El sábado, 12 de noviembre de 2017, la Congregación Ahavat Achim de Fair Lawn y Beth Tefillah de Paramus presentaron a los dos supervivientes del hocolausto como parte de la conmemoración de Kristallnacht. El programa, que incluyó un desayuno, se tituló cómo: “Diez números de distancia”. El programa comenzó con una ceremonia de encendido de velas por los seis millones que fallecieron, y presenta supervivientes y supervivientes de segunda generación. Después del encendido de velas, Arnie Spier (el hijo de Walter) hizo un par de preguntas a Walter y Werner sobre sus experiencias durante el holocausto.

Walter Spier —junto con sus padres, abuela y hermano— pasó 22 días en Terezin. Su abuela murió allí. Los demás fueron enviados a Auschwitz donde los padres de Walter fueron asesinados a su llegada. Walter, que fue separado de su hermano, fue enviado al campo de concentración de Sosnowiec y eventualmente fue puesto en la marcha de la muerte a Mauthausen. Las fuerzas de Estados Unidos lo liberaron el 5 de mayo de 1945.

Después de que la Gestapo lo arrestase en 1943, Werner fue encarcelado y llevado a Terezin. Desde allí, fue enviado a Auschwitz II. Pasó por tres selecciones del doctor Mengele y después lo transfirieron a Auschwitz I. En enero de 1945, pasó siete días en la marcha de la muerta que terminó con los pies congelados en Mauthausen. También fue liberado el 5 de mayo de 1945.

Esas experiencias compartidas sobre el holocausto llevó a Walter y Werner a sentir una conexión instantanea cuando se conocieron por primera vez. Los dos hombres conversaron como si fueran viejos amigos. Durante la reunión con Werner, Walter dijo, “Estuvimos juntos solo a diez números de distancia. Tomamos los mismos pasos y sufrimos lo mismo. Sentimos que éramos más cercanos que amigos”.

Werner también sintió esa conexión. “Me sentí a gusto. Eramos las únicas personas en la habitación que sabíamos lo que fue el holocausto. Los demás lo miran con cierta abstracción, como personas mirando el campo de batalla de Gettysburg”.

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Los dos hombres conversaron como si fueran viejos amigos. Durante la reunión con Werner, Walter dijo, “Estuvimos juntos —solo a diez números de distancia. Tomamos los mismos pasos y sufrimos lo mismo. Sentimos que éramos más cercanos que amigos”.
Esas experiencias compartidas sobre el holocausto llevó a Walter y Werner a sentir una conexión instantanea cuando se conocieron por primera vez. Los dos hombres conversaron como si fueran viejos amigos. Durante la reunión con Werner, Walter dijo, “Estuvimos juntos —solo a diez números de distancia. Tomamos los mismos pasos y sufrimos lo mismo. Sentimos que éramos más cercanos que amigos”. Source: jewishlink.news

Walter y Werner han hablado publicamente sobre el holocausto durante años

Mientras Kristallnacht (lo que Walter ve como el comienzo no oficial del holocausto) y el holocausto se disipa en a historia, el número de supervivientes se reduce. Para Arnie, este hecho le inspira a hospedar eventos como este. “Debemos hacer honor a estos héroes como mi padre y Werner y que la gente escuche sus historias de primera mano para que puedan enseñarlas a la siguiente generación”, dijo. “No hay una mejor manera de aprender la historia como de una primera mano”.

Walter y Werner han hablado publicamente sobre el holocausto durante años. Werner tiene una agenda muy apretada y recientemente habló en Portugal. “Mi principal objetivo al hablar sobre esto es asegurarme que la gente dejen de ser espectadores”, dijo Werner.

Para Walter, hablar sobre el holocausto no vino de una manera natural. De acuerdo a Arnie, su padre habló muy poco sobre el holocausto, más allá de historias generales, cuando é y sus hermanos estaban creciendo. “No fue hasta sus nietos que sintió la obligación de contar a las futuras generaciones. Empezó con su entrevista en la fundación Shoah de Spielberg y su charla a los estudiantes de Estados Unidos y Alemania”, explicó.

La inspiración de Walter para hablar del holocausto vino de Rabbi Yisrael Meir Lau. “Hace muchos años, escuché a Rabbi Lau hablar. Antes de que comenzase, dijo ‘Si esperáis un discurso de 20 minutos, tal vez os vayáis, porque no puedes contar una historia en 20 minutos’”. Rabbi Lau, un superviviente, dijo, “Te mantuvo vivo para que pudieras contar a la gente lo que sucede”.

Desde entonces, Walter ha hablado sobre sus experiencias en el holocausto en muchas ocsiones, pero siempre es muy emocional. Recientemente, ha hablado en el instituto yeshiva de Manhattan. Originalmente, dijo que tenía 20 minutos, pero cuando dijo que era imposible, se le concedieron 40 minutos. Walter dijo: “Al finalizar el periodo, sonó la campana y los niños no se movieron. Siguieron haciendo preguntas”. Describió otro compromiso para hablar en una escuela en Yonkers. “Los niños no se movieron durante una hora. El director dijo que era difícil mantener a los niños callados y me preguntó si podría volver”.

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“Me sentí a gusto. Eramos las únicas personas en la habitación que sabíamos lo que fue el holocausto. Los demás lo miran con cierta abstracción, como personas mirando el campo de batalla de Gettysburg”.
Werner también sintió esa conexión “Me sentí a gusto. Eramos las únicas personas en la habitación que sabíamos lo que fue el holocausto. Los demás lo miran con cierta abstracción, como personas mirando el campo de batalla de Gettysburg”. Source: jewishlink.news

Más supervivientes

Aunque el número de personas que vivió el momento del holocausto sigue disminuyendo, todavía quedan historias por contar y que las siguientes generaciones conozcan.

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