El sano estilo de vida de Hardvard: 5 claves para una vida más larga

Investigadores de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard realizaron un estudio masivo de 34 años sobre el impacto de los hábitos de salud en la esperanza de vida, e identificaron 5 áreas que podrían reducir sustancialmente la mortalidad prematura y prolongar la esperanza de vida de los adultos estadounidenses.

Adoptar un estilo de vida saludable podría reducir la mortandad prematura en adultos de EEUU

Los estadounidenses tienen una menor esperanza de vida que los residentes de casi todos los demás países de renta alta, y sin embargo son los que más dinero gastan en sanidad. Un equipo de investigadores de Harvard realizó un estudio masivo de 34 años de duración para estimar el impacto de los factores del estilo de vida en la mortalidad prematura y la esperanza de vida de la población estadounidense, utilizando datos del Estudio de Salud de las Enfermeras (NHS) y del Estudio de Seguimiento de los Profesionales de la Salud (HPFS). Los investigadores examinaron los datos del NHS y del HPFS sobre la dieta, la actividad física, el peso corporal, el tabaquismo y el consumo de alcohol. Se eligieron estas cinco áreas porque estudios anteriores han demostrado que tienen un gran impacto en el riesgo de muerte prematura. A continuación se analiza cómo se definieron y midieron estos hábitos saludables.

5 aspectos clave del estilo de vida identificados para prolongar la esperanza de vida

Estados Unidos es una de las naciones más ricas del mundo, pero los estadounidenses tienen una menor esperanza de vida en comparación con los residentes de casi todos los demás países de altos ingresos, ocupando el puesto 31 del mundo en cuanto a esperanza de vida al nacer en 2015.

En 2014, con un gasto sanitario total per cápita de 9402 dólares, Estados Unidos ocupó el primer lugar del mundo en gasto sanitario como porcentaje del producto interior bruto (17,1%). 

Sin embargo, el sistema sanitario estadounidense se ha centrado principalmente en el descubrimiento de fármacos y en el tratamiento de enfermedades, más que en la prevención. Las enfermedades crónicas, como las cardiovasculares y el cáncer, son las más comunes y costosas de todos los problemas de salud, pero se pueden prevenir en gran medida. Se ha reconocido ampliamente que los estilos de vida poco saludables son los principales factores de riesgo de varias enfermedades crónicas y de la muerte prematura.

Investigadores de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard realizaron un estudio masivo sobre el impacto de los hábitos de salud en la esperanza de vida, utilizando datos del conocido Estudio de Salud de las Enfermeras (NHS) y del Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud (HPFS). Esto significaba que disponían de datos sobre un enorme número de personas durante un periodo de tiempo muy largo.

El NHS incluyó a más de 78.000 mujeres y las siguió desde 1980 hasta 2014. El HPFS incluyó a más de 40.000 hombres y los siguió desde 1986 hasta 2014. Esto supone más de 120.000 participantes, 34 años de datos para las mujeres y 28 años de datos para los hombres. Los investigadores examinaron los datos del NHS y de la HPFS sobre la dieta, la actividad física, el peso corporal (IMC), el tabaquismo y el consumo de alcohol que se habían recogido en cuestionarios validados administrados regularmente. Se eligieron estas cinco áreas porque estudios anteriores han demostrado que tienen un gran impacto en el riesgo de muerte prematura.

Para cada factor de bajo riesgo, el participante recibía una puntuación de 1 si cumplía el criterio de bajo riesgo. Si el participante no cumplía el criterio, se clasificaba como de alto riesgo para ese factor y recibía una puntuación de 0. La suma de estas 5 puntuaciones proporcionaba un número total de factores de bajo riesgo de 0, 1, 2, 3, 4 o 5, y las puntuaciones más altas indicaban un estilo de vida más saludable.

Según este análisis, los que cumplían los criterios de los cinco hábitos disfrutaban de una vida significativamente más larga que los que no lo hacían. 

Los investigadores estimaron que la adhesión a 5 factores de bajo riesgo relacionados con el estilo de vida podría prolongar la esperanza de vida a los 50 años en 14,0 y 12,2 años para los adultos estadounidenses de sexo femenino y masculino, respectivamente, en comparación con los individuos que no adoptaron ningún factor de bajo riesgo en su estilo de vida. Estas estimaciones sugieren que los estadounidenses podrían reducir la diferencia de esperanza de vida entre Estados Unidos y otros países industrializados adoptando un estilo de vida más saludable. (Desplácese hacia abajo para ver cómo se definieron y midieron estos hábitos saludables)

Fuente: Harvard.edu

En conclusión

Los investigadores estiman que la adhesión a un estilo de vida de bajo riesgo podría prolongar la esperanza de vida a los 50 años en 14,0 y 12,2 años en los adultos estadounidenses de ambos sexos, en comparación con los individuos que no presentan ninguno de los factores de estilo de vida de bajo riesgo. Sus conclusiones sugieren que la diferencia en la esperanza de vida entre Estados Unidos y otros países desarrollados podría reducirse mejorando los factores del estilo de vida.